Cuando solamente hace cuatro días que nos han informado de la presencia de un lobo en el «Parc Natural del Cadí-Moixeró», ya se han levantado voces de rechazo de la gente del país como si del mismísimo demonio se tratara. Lamentablemente, esto demuestra que aún hemos de andar mucho trecho para lograr el grado de cultura necesaria para entender que la biodiversidad es imprescindible para que todo el mundo pueda vivir en libertad y a la vez beneficiarnos y disfrutar todos de ella. Recordemos aquel eslogan que acuñamos cuando se reintrodujo el oso en los Pirineos: «Aceptar el oso es aceptar a los otros, la única riqueza auténtica es la biodiversidad» Aquí solamente hemos de cambiar oso por lobo.
Ahora nos viene como anillo al dedo reproducir el escrito que Agustí Chalaux de Subirà publicó en el año 1999 en la web del «Centre d’Estudis Joan Bardina».
Protección de las especies animales depredadoras.
Una vez el Parlamento del Canadá decidió aprobar una ley para la eliminación total de los lobos de su país.
El gobierno canadiense, antes de aplicar esta ley, quiso saber la opinión de los indígenas indios y esquimales y llamó a un jefe de la policía montada para poder contactar con sus representantes.
Este oficial convino un día para encontrarse en un lugar. Llegó en aquel lugar y vio que, donde él quería poner la tienda de campaña, había un camino de lobos. De una manera deliberada y provocativa puso su tienda en medio de este camino.
Cuando llegaron los lobos, el lobo dominante se lo pensó y se sentó. Al cabo de un cierto tiempo, decidió dar la vuelta a la tienda de campaña. El oficial, en su tienda, y la lobada vivieron en paz y tranquilidad.
Llegó un momento en que a este oficial se le acabaron los alimentos, y él no llevaba armas. Pero vio que una loba, de tanto en tanto, cogía alguna cosa y se la comía. El oficial se dio cuenta que aquello que cogía la loba eran ratoncitos y decidió cazar y comer ratoncitos.
Cuando llegó su primer invitado, éste lo riñó diciendo que comer ratoncitos disminuía la virilidad de quien se los comía y le dijo que no hacía falta que los cazara porque él llevaba comida para los dos.
Entonces empezaron a hablar de los lobos. El oficial le explicó para qué el gobierno canadiense le había enviado, como consecuencia de la nueva ley, y el indio le respondió que no matasen a los lobos, porque los indios los necesitaban.
El oficial le preguntó porqué, y el indio le contestó que mañana vería como se comportaban los lobos y que él mismo sacaría sus conclusiones.
Al día siguiente fueron los dos a una montaña que dominaba un valle lleno de caribús, que son unos ciervos muy pequeños. Enfrente de donde ellos estaban había una manada de lobos, con un lobo dominante y varios lobeznos. Durante todo el día no hicieron otra cosa que bostezar, dormir y jugar entre ellos.
Cuando llegó el momento en que el rebaño de caribús se marchase, como siempre lo hicieron saliendo disparados. Los rebaños de caribús suelen ser de unas cuantos miles de cabezas y, para marcharse, necesitan un poco de tiempo.
Cuando los caribús empezaron a huir, los lobos se despertaron y siguieron las incidencias de su huida con mucha atención. Cuando la huida ya llegaba a su fin, los lobos se lanzaron sobre los caribús que no podían correr con el rebaño y los mataron.
Fue entonces que el indio dijo al oficial: «¿Lo ves?. Los lobos son nuestros veterinarios y sólo atacan a los enfermos, los inválidos, los que no pueden seguir al rebaño. De esta manera, estamos seguros que, al matar un caribú de un rebaño cualquiera, comemos carne muy buena y no carne de caribús enfermos o poco alimentados por inválidos. Así es que no matéis a los lobos, porque nosotros los necesitamos».
Al cabo de unos pocos días vino el esquimal y le dijo lo mismo.
A resultas de esta encuesta del oficial canadiense el gobierno hizo entender al Parlamento que cambiase esta ley, pero en el sentido que querían las tribus que vivían de la caza en los inmensos pastos del Canadá nórdico, evitando que se matasen sistemáticamente los lobos.
Este es un caso típico de a dónde lleva la persecución sistemática de los lobos en un país en que se los quiere proteger contra la opinión de los ganaderos autóctonos.
Joan Ferrer i Sirvent.
La Borda d’Urtx 17538 Urtx (Girona).