Desmontando las trampas del dinero.
En primer lugar, compartimos totalmente la preocupación expresada por diferentes personas y colectivos sobre la posibilidad de que el establecimiento de un dinero exclusivamente telemático, se convierta en la trampa de una tiranía telemática, bajo el control de una minoría que no responda de sus actos ante nadie.
Esta preocupación parte de la posibilidad de que la red telemática esté sometida al control exclusivo de la élite económica y política imperante. Es el control, o mejor dicho descontrol, irresponsable de la red o de las redes lo que nos lleva a la gran trampa que nos preocupa, y no el dinero electrónico en sí. Y esta trampa ya se produce en la actualidad, sin esperar a que el dinero electrónico tenga exclusividad.
El dinero anónimo, primero de monedas, y después de monedas y billetes, creado hace 4300 años bajo el mandato de Sargón I de Akkad, -y cuya aparición coincide con el inicio de los imperialismos modernos sucesivos que dura hasta nuestros días-, es la herramienta con la que se han hecho posible hechos como el atentado contra John Fitzgerald Kennedy del 22 de noviembre del 1963, el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 en Chile contra Salvador Allende, o el atentado contra Olof Palme del 28 de febrero del 1986 en Suecia, cuando estos dirigentes se dedicaban o estaban a punto de realizar acciones gubernativas o de denuncia en favor de sus respectivos pueblos.
De izquierda a derecha: John Fitzgerald Kennedy, Salvador Allende Gossens y Olof Palme. Fuente: Wikipedia.
Desde el Centro de Estudios Joan Bardina, y con el fin de evitar la previsible tiranía telemática que supondría un dinero telemático bajo el control despótico de la plutocracia o de los gobiernos, reivindicamos diferentes medidas, entre ellas que las redes telemáticas gestoras del dinero electrónico se sometan al control exclusivo de una justicia independiente de los ejecutivos y legislativos de las diferentes administraciones. Una justicia asimismo independiente de los poderes privados, mediante la asignación automática a la propia justicia de un porcentaje fijo de los presupuestos tanto ordinarios como extraordinarios de cada estado, autogestionados por la propia justicia.
Como contraejemplo tenemos que, en el Estado español, las diferentes administraciones ejecutivas de uno y otro signo partidista han sometido a la administración de justicia a la más absoluta indigencia de recursos de todo tipo, con lo que los jueces y los tribunales se hallan a merced de las presiones de los más fuertes en cada proceso, incluso de la propia autoridad política. Jueces y tribunales se hallan bajo la amenaza del soborno o de las presiones, pagadas con el uso de un dinero, ya sea anónimo, que no deja prueba jurídica en cada intercambio, o bien con un dinero electrónico dentro de una red monetaria telemática bajo control privado, pero donde el gestor de este control privado puede alterar arbitrariamente su contenido y eliminar todo tipo de pruebas.
Un Sistema General como el que reivindicamos debe de incorporar diferentes medidas que faciliten la eliminación de la corrupción, pero a la vez la eliminación de la miseria material, puesto que, con un dinero exclusivamente nominativo y telemático, la caridad se hace prácticamente inviable y se deben garantizar unos ingresos mínimos para todas aquellas personas que no tengan salarios o pensiones. Hablamos concretamente de una renta básica universal.
Hemos de tener en cuenta que tenemos una crisis de sobreproducción. Existe abundancia de productos, gente dispuesta a comprarlos, pero no existe dinero en el mercado para concretar su adquisición. La cada vez mayor automatización, maquinización y robotización de los sistemas de producción de bienes básicos nos lleva a una sociedad en la que una minoría de empresarios dispone de la mayoría de los medios de producción, pero donde se van acumulando unos stocks que no se pueden vender debido a que el resto de personas se encuentra en la indigencia debido al paro.
Un dinero telemático nominativo exclusivo ha de comportar que la autoridad política debe tener la capacidad de inventar y desinventar el dinero que sea necesario para mantener el equilibrio entre la oferta y la demanda, y evitar así que cada vez que se invente dinero, se haga mediante un endeudamiento que crece exponencialmente, como ocurre en los EUA con la Reserva Federal y en la zona Euro con el Banco Central Europeo. Este endeudamiento es la causa actual de la ruina de multitud de estados y particulares, lo cual provoca la clausura de los servicios públicos que mantenían las diferentes administraciones. Si con el dinero anónimo el conocimiento preciso del mercado era imposible para nadie, con el dinero exclusivamente telemático la autoridad política dispondrá entonces, por primera vez desde hace 4300 años, de datos estadísticos fiables del conjunto del mercado, requisito previo para una adecuada planificación.
Un dinero telemático exclusivamente nominativo debe de comportar también el paso de un estado de hecho, sometido a los poderes fácticos, a un verdadero estado de derecho, en el que cada acto mercantil deje una prueba jurídica, condición necesaria para el ejercicio de la responsabilidad, pero donde los datos particulares de cada persona se hallen a la disposición solamente de esta misma persona, y en manos de un juez o tribunal, sólo en el caso que se abra un proceso relacionado con esta misma persona. Asimismo, una justicia dotada de recursos y personal suficientes puede atender más rápidamente los procesos, manteniendo las debidas garantías procesales y resolviendo sin enquistarlos los diferentes conflictos jurídicos que se producen en la sociedad.
Con un dinero electrónico sin las garantías que hemos mencionado y otras que podéis consultar en los documentos de nuestro sitio web (http://bardina.org/ammses06.htm) es más fácil que se produzca esta posible trampa que nos preocupa.
Pero igual que nos preocupa esta posible trampa del dinero electrónico, también es deplorable la situación actual, sometidos a la trampa del dinero anónimo, en la que cualquier intento de cambio político en favor del conjunto de las personas es malogrado debido a que los poderes fácticos disponen de abundante dinero anónimo con que pagar presiones, sobornos y crímenes impunes, impidiendo, una y otra vez, la necesaria evolución política, económica y social de la Humanidad.
Muy probablemente, del mismo modo que la invención del dinero anónimo desencadenó el inicio de los imperialismos modernos que dura desde hace 4300 años hasta nuestros días, un dinero telemático exclusivamente nominativo, pero con las debidas garantías imprescindibles, puede ser el origen de una nueva era de paz, justicia y responsabilidad en todos los ámbitos de la actividad humana.
Muchas gracias por compartir esta información.
Brauli Tamarit Tamarit.
Lunes, 11 de noviembre del 2013.