1. Presentación.
2. «¿Por qué nos autoinculpamos con los Jordis?», por Víctor Sampedro Blanco, Xosé Manuel Pereiro y Manuel Rivas.
3. Repaso de la actualidad política y económica.
1. Presentación.
En este envío del Centro de Estudios Joan Bardina os ofrecemos la transcripción del artículo redactado conjuntamente por Víctor Sampedro Blanco, Xosé Manuel Pereiro i Manuel Rivas, publicado en el diario «Ara», el miércoles, 24 de Abril de 2019. En este texto sus firmantes dan a conocer su propia inculpación y la de otras personas más, hasta llegar a un total 29 autoinculpaciones, por los mismos hechos que han cometido Jordi Cuixart y en Jordi Sànchez, a causa de los cuales están siendo juzgados en Madrid.
A continuación os ofrecemos un repaso comentado de la actualidad política y económica recordando algunos de los documentos que tenemos a vuestra disposición dentro de nuestro sitio web.
Muchas gracias por compartir esta información.
http://www.bardina.org/nw2/index-es.htm
Ara. Martes, 23 de Abril de 2019.
¿Por qué nos autoinculpamos con los Jordis?
Esperamos, como conseguimos hace treinta años, modificar la concepción de lo que es justo y posible.
Víctor Sampedro Blanco, Xosé Manuel Pereiro y Manuel Rivas.
Tiempo estimado de lectura: 6 minutos.
Dice Jaume Plensa que la madrileña plaza de Colón es «un espacio público donde para solucionar un problema creas otro». Una metáfora de España. En la Fiesta Nacional del 2001, el aznarato plantó allá la bandera española más grande del mundo: 294 m² de tela flamean en el palo de 50 metros, visible desde la sede del Partido Popular en la calle Génova. Apropiacionismo patriótico: hace 18 años el PP anticipó los balcones «rojigualdos» y convirtió la plaza en el suyo.
La Navidad pasada, Plensa –premio Velázquez de las Artes (2013)– instaló en la plaza de Colón una escultura blanca de 12 metros de altura. Dice que esta hacia una chica llamada Julia «está dirigido al coro de nuestro ser». «Es un espejo poético y virtual en qué cada cual se puede ver reflejado en sus preguntas más íntimas, cosa que provoca un instante de reflexión personal y íntimo».
Julia nos interpela: cuestiona mitos enfrentados. Ignora la estatua de Colom (1892), descubridor y gobernador de las Américas, que acabó desplazado a una rotonda de la Castellana. En la Transición, la epopeya colonial (y masculina) de la Hispanidad dejó espacio a tres bloques de hormigón y dimensiones continentales, que representan un encuentro cultural de magnitudes colosales y que Joaquín Vaquero Turcios culminó en 1977. El PP plantó «su» bandera en los jardines diseñados por este artista total, que también realizó el monumento a Francesc Macià en la barcelonesa plaza de Cataluña. Eran tiempos más inciertos y convulsos que los actuales y, en cambio, reivindicar memorias históricas diversas no constituía una ofensa intolerable para los desafectos.
Finalmente, una banderaza –única y pretendidamente hegemónica– quiso cubrir el cielo con los colores patrios. Pero este trapo al viento proyecta más sombras que luces. Faltaba (sigue faltando) una revisión a fondo de las (in)culturas políticas y nacionalistas. Para solucionar un problema, creamos otro.
La FAES invocó espuriamente el patriotismo constitucional habermasiano para convertirlo en puro exhibicionismo de quien tiene la bandera más grande. El llamamiento de Jürgen Habermas al hecho de que cada generación relea el texto constitucional, actualizando sus principios, se transformó en una guerra de símbolos. Se arrogan legitimidad exclusiva para ocupar el espacio público y desalojar a sus oponentes. El que esté libre de culpa, que ice la primera bandera. Pero que no cuente con Julia. Ni con nosotros.
Harta de trifulcas sobre teles y lazos, una adolescente aporta «ternura y silencio», cuchichea Plensa. Con los ojos cerrados imagina un futuro que obvia el pendón del PP. No jura bandera ni abjura. Le da la espalda. La convierte en pasado o trasfondo inocuo. Sabe que enardece pero no alimenta las bocas. Desafía su prepotencia y desmesura.
La epopeya de Julia es íntima y cotidiana; soberana, desnuda y sin uniforme. Y nos ha dado para pensar qué representa la insumisión, que acabó con el servicio militar obligatorio en los 90. Julia tiene por patria Can Serra, el barrio de l’Hospitalet de Llobregat donde en 1975 algunos antimilitaristas realizaron un servicio social autogestionado en el «frente del barrio» (construyeron la casa de la asociación de vecinos) o en el «frente de la mujer» (alfabetizaron y cuidaron niños y gente mayor). Procedente de varias regiones de España, su ejemplo se extendió a otras ciudades. Exigieron que el generalato les reconociera que ya habían hecho la mili y que legislara una prestación social. Una cosa que los sucesivos gobiernos fueron incapaces de implantar. Veinte años después decenas de miles de objetores e insumisos derribaron a la mili, y forzaron una apresurada profesionalización de las fuerzas armadas.
Casi treinta ciudadanos de la calle hemos celebrado las tres décadas de soberanía innegociable que han transcurrido desde que el Febrero de 1989 surgieron los primeros insumisos. Siguiendo quienes se van autoinculpar con ellos, entendemos que «el enjuiciamiento de los Jordis [Cuixart y Sànchez] encubre la criminalización de la disidencia política […]. […] llevar a juicio a los que se han manifestado pacíficamente en pro de un objetivo político lamina los cimientos de nuestra democracia». Las comillas recogen el texto de nuestro escrito de autoinculpación con los dirigentes de Òmnium y de ANC ante el juez en Madrid el 26 de Marzo del 2019.
Nos autoinculpamos sin estar «necesariamente de acuerdo con los fines políticos de las movilizaciones del 1 de Octubre en Cataluña». «Sin embargo, entendemos que esta movilización social responde a un legítimo ejercicio de derechos fundamentales recogidos en nuestra Constitución: entre otros, el derecho de asociación, de reunión y manifestación y la libertad ideológica y de pensamiento, libertad que alcanza, ciertamente, el derecho a expresar y difundir esta ideología y pensamientos».
La defensa de las libertades no se ejercita firmando manifiestos, sino transformándolos en apoyo y compromiso personales; especialmente, con los que no comparten el mismo proyecto político. Pero tenemos claro que la autoconvocatoria de la sociedad civil catalana en torno al 1 de Octubre fue un acto masivo de desobediencia civil no‑violenta. Y la subscribimos como herramienta legítima de transformación social.
Por eso «nos proclamamos corresponsables de los hechos e imputaciones que pesan sobre Jordi Sànchez i Jordi Cuixart y nos autoinculpamos […] en defensa y solidaridad de la democracia, que se ve cuestionada con esta acusación injusta».
Admiramos la autoorganización del tejido social catalán para proveerse de urnas y papeletas y hacerse escuchar. La respuesta a esta muestra masiva de coraje y civismo no puede ser nunca la represión. Como las feministas, sentimos que quién agrede a una de nosotros nos agrede a todas. «En consecuencia, si la justicia quiere depurar responsabilidades penales por el ejercicio de derechos fundamentales, solicitamos que valore abrir una causa penal contra nosotros».
A los trabajadores de la cultura y la educación, mayoritarios entre nosotros, nos llena de orgullo y alegría vernos acompañados por Pepe Beunza, el primer objetor insumiso al franquismo, y Ovidio Bustillo, fundador de Can Serra. También se autoinculpan algunos premios nacionales de literatura, escritores y creadores culturales, periodistas y activistas sin edad… hasta sumar 29 autodenuncias.
«Tenemos que volver a desobedecer ante lo que no es justo. E invitamos a la ciudadanía a participar en otras autoinculpaciones colectivas, con los encausados y los planteamientos que les sean más afines. Esperamos, como conseguimos hace treinta años, modificar la concepción de lo que es justo y posible. Hay que recordar, periódicamente, que tenemos derecho a decir «no»».
Como escribió José Agustín Goytisolo y cantó Paco Ibáñez a una Julia que era a la vez la madre y la hija del poeta:
Tu destino está en los demás,
tu futuro es tu propia vida,
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas,
que les ayude tu alegría,
tu canción entre sus canciones.
Enlace del artículo original en castellano:
https://www.ara.cat/opinio/Sampedro-Pereiro-Rivas-autoinculpem-Jordis_0_2220978033.html
3. Repaso de la actualidad política y económica.
El Estado español, actualmente inmerso en unas elecciones generales, se enfrenta a una crisis que afecta tanto su economía, como su estructura territorial.
Desde la perspectiva económica, sufre una carencia presupuestaria debido a un endeudamiento que ha ido creciendo hasta lograr una cifra superior al 100 % del PIB anual.
Cuando el Banco de España imprimía 100 Pesetas, este dinero circulaban libremente sin que nadie deba nada a nadie por esta creación de dinero. En cambio, el Euro es una moneda que se crea mediante una deuda que se tiene que devolver con interés. O sea, que, por cada 100 Euros españoles que se emiten, el Estado tiene que devolver, pongamos, 110. Pero… ¿de donde sacamos los 10 Euros de los intereses si en verdad no existen? Inevitablemente, el Estado se va endeudando cada vez más, hasta que llega un punto que puede quebrar. Con esta quiebra la autoridad monetaria europea puede decir a sus habitantes que somos unos derrochadores, y entonces nos pueden exigir la privatización de la sanidad, la educación, las pensiones, las infraestructuras y los servicios públicos.
Ya hace un tiempo que, desde el Centro de Estudios Joan Bardina, redactamos un documento denominado «La moneda y la constitución», que fue escrito debido a la necesidad de enmendar la vertiente monetaria de un proyecto de constitución para la nación catalana elaborado por un equipo coordinado por el juez Santiago Vidal:
http://www.bardina.org/nw/escrits/la-moneda-y-la-constitucion-es.htm
Este documento es un resumen de algunas de nuestras propuestas a fecha del 11 de Noviembre de 2015. Incluye una explicación escrita de los problemas de la deuda con interés, de la necesidad de unión monetaria europea con una unión fiscal y una unión de las deudas públicas estatales, de la alternativa de las monedas sociales locales telemáticas, de la alternativa de la banca ética sin interés, etc.
Desde la perspectiva de la cuestión territorial, el Estado español se enfrenta a su incapacidad de resolver la relación con las naciones minorizadas del Estado en general, y con la nación catalana en particular, que ha llevado a una mayoría de sus habitantes mayores de edad a reivindicar la independencia de su nación.
Lluís Maria Xirinacs, en su época de senador constituyente, reflejó el instante en que la UCD, entonces en el gobierno, constitucionalizó los tratados internacionales de derechos humanos. Fue el miércoles, 23 de Agosto de 1978:
http://www.bardina.org/servicio-pueblo/servicio-pueblo-1978-08-27-boomerang-es.htm
Como podemos ver en el redactado final de la Constitución Española de 1978 y en los tratados de derechos humanos ratificados por el Estado español, el derecho de libre determinación de los pueblos está incluido como unas de las normas supremas de su ordenamiento jurídico:
Ahora que se habla de hacer para la nación catalana un referéndum equivalente al que se celebró en Escocia el 18 de Septiembre de 2014, y de la necesidad de hacer un segundo referéndum para la misma Escocia, debido a que el Reino Unido negocia salir de la Unión Europea, conviene recordar que en este primer referéndum escocés se produjeron numerosas irregularidades tendentes a falsificar el resultado en favor de la continuidad dentro del Reino Unido de aquel país, que es el principal productor de petróleo de la Unión Europea. Aquí tenemos el artículo que describe algunas, redactado por Joe Quinn y Niall Bradley:
http://www.bardina.org/nw/escrits/sott-fraude-en-el-referendum-de-escocia-el-como-y-el-porque-es.htm
La Unión Europea tendría que ser el paraguas por encima de la cual un cambio de sus fronteras interiores no tendría que suponer ninguna rotura, sino una simple reestructuración administrativa, como afirma el profesor de derecho constitucional Bardo Fassbender:
Curiosamente, nos encontramos que intelectuales de la talla de Noam Chomsky argumentan que la nación catalana no puede lograr la categoría de estado independiente, aunque sea dentro de su respectiva confederación continental, porque entonces otras muchas naciones sin estado querrían hacer el mismo, y esto impediría la necesaria globalización. No sabemos todavía si el mismo Noam Chomsky, en justa coherencia, ha reivindicado que los Estados Unidos de Norte-América recuperen su honorable categoría de colonias del Reino Unido de Su Majestad británica.
A continuación os mostramos este escrito de Alexandre Deulofeu, sobre cómo tendría que ser la verdadera globalización. Es decir, que todas las naciones vernáculas de cada continente tengan cada una su estado; que todos estos estados de cada nación se confederen dentro de su respectiva confederación continental; y que todas las confederaciones continentales se confederen dentro de la Confederación Mundial. Es decir, que no haya naciones de primera y naciones de segunda:
Finalmente, ante las elecciones generales del domingo 28 de Abril de 2019, os aconsejamos que, si queremos garantizar la pulcritud de los comicios, nos hagamos apoderados e interventores para asegurar un recuento justo, papeleta por papeleta.
Muchas gracias por compartir esta información.